28.9.05

29._ Promesa

A lo largo de toda su historia, Israel (y Judá) fue siempre esencialmente "el pueblo de la Promesa". La promesa de Yahvé, su Alianza, condicionó todos los aspectos de la organización religiosa, política y social israelita, e influyó en todos sus acontecimientos históricos.

Claro que la interpretación israelita de la Promesa no era la nuestra; ¿cómo habrían podido ellos comprender nuestros conceptos de "trascendencia", "proceso cósmico", "vida eterna", o siquiera de "humanidad" y "persona individual"? Imposible. Ellos sólo podían comprenderlo en términos de "naciones", "poder", "victoria", "reino": la Promesa consistía para ellos en que el poder de Yahvé daría a la nación israelita la victoria total y definitiva sobre todas las demás naciones de la tierra, y que instauraría su reino eterno de paz y de justicia.

A veces, casi les parecía que iba a cumplirse esta promesa, por ejemplo durante el reinado de Salomón, pero siempre faltaba mucho para colmar sus esperanzas. Más a menudo eran terribles derrotas y cautiverios los que ponían a prueba sus ilusiones; pero nunca decayeron del todo; hasta en las situaciones más desesperadas hubo siempre un grupo de israelitas, un "resto" fiel, que mantuvo incólume su confianza en Yahvé. Para ellos, las desgracias tenían su origen en la infidelidad, en los pecados, en la injusticia del pueblo y sus autoridades; el reino de Yahvé se retrasaba porque no era merecido por Israel, porque éste no cumplía su parte de la Alianza. Para que llegara se necesitaba un cambio moral, una conversión del pueblo a la justicia exigida por Yahvé. Estaba claro que el advenimiento del Reino requería que Israel cumpliera la ley de Yahvé.

Las leyes de Israel, los mandamientos, disposiciones y normas que ordenaban todos los ámbitos de la vida en Israel, fueron interpretados como "dictados" de Yahvé, cuyo cumplimiento formaba parte de la Alianza.

Así, su historia (objetivamente una historia "normal", como la de otros pueblos) fue para ellos la historia de la Promesa; un aproximarse o un alejarse del momento de su cumplimiento, según fuese mayor o menor su fidelidad a Yahvé; pero Yahvé, a pesar de irritarse y castigarlos duramente por sus injusticias - de acuerdo a su interpretación -, era siempre misericordioso y fiel a su promesa; el Reino estaba siempre en el horizonte; el Reino vendría con seguridad en un futuro más o menos próximo. Este era el sentido de su historia.