28.9.05

34._ Presencia

Para eso se propuso "encarnarse" en una persona humana individual, que lo representara plena y auténticamente ante todos los demás seres humanos, y preparó esto mediante su alianza con el pueblo de Israel.
Por eso en la Promesa a Israel se incluye el anuncio de la presencia de Dios en medio de los hombres; primeramente entre las tribus, "acampando" con ellas, poniendo su tienda en medio de su campamento; acompañándolas, en forma de columna de nube o de fuego, durante su huída de Egipto, y en forma de montaña tronante y humeante durante la "teofanía" del Sinaí.

Después, haciendo construir su santuario, su morada, su templo, donde reside simbólicamente mediante el Arca de la Alianza, custodiada por figuras de querubines, en el "Santo de los Santos". Su trascendencia y majestad quedan siempre preservadas, a pesar de su cercanía a los hombres, por la inviolabilidad de su santuario, la inaccesibilidad a su recinto sagrado, y ese gran velo que separa su sitial de la presencia humana.

En un Israel que se había convertido en una nación civilizada, Dios habita simbólicamente en su templo, en la Ciudad Santa: Jerusalén, sobre el monte Sión.